Encuentran 17 hachas de talón de la Edad del Bronce en Langreo con un detector de metales | El Comercio

2022-09-04 01:28:47 By : Mr. Sucre Xi

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Algunas de las hachas de talón encontradas en Langreo. / INSTAGRAM

La fortuna, la cabezonería y un detector de metales han querido que un joven llanerense haya encontrado «en un prau de un pueblo del concejo de Langreo» el que puede ser «el mayor conjunto de hachas de talón de la Edad del Bronce hallado hasta la fecha en Asturias»: diecisiete piezas «muy bien conservadas» que ya ha entregado al Museo Arqueológico y por las que la Consejería de Cultura ha abierto un expediente para investigar el increíble hallazgo.

Todo ocurrió en un terreno «de varias hectáreas» al que el joven suele acudir con su detector de metales y en el que, hace dos meses, «ya habían aparecido una hebilla y un par de piezas de un cinturón» que se llevó «a casa», aunque -como el propio protagonista de esta historia relata- lo más frecuente es «encontrar montones de basura, piezas de tractor y pesetas».

Hasta que el mes pasado se acercó de nuevo a la zona y el detector se puso «como loco» y empezó a marcarle algo «como a seis, diez centímetros».

«Yo pensé que era una moneda de un céntimo del Gobierno Provisional, porque son muy pequeñas, pero me puse a buscarla y no la encontré». Así que, transcurridas un par de semanas, volvió sobre sus pasos y tampoco hubo suerte. «Y fui una tercera vez y otra vez nada».

Pero aquella señal seguía rondándole la cabeza y a la cuarta fue la vencida: «Hubo un día que pasé por allí y dije: 'De aquí no me voy hasta que saque la moneda'. Porque yo seguía convencido de que era una moneda». Así que, tras cambiar el plato del detector y una hora de excavación, «apareció la primera pieza como a 30 o 35 centímetros de profundidad». Algo que, al principio, le pareció «un adorno o un pico»: «Saqué una, pero ya sabía que había más, porque resulta que estaban colocadas, apiladas. Posiblemente, dentro de una caja», como después le explicaría un arqueólogo. Y, así, una tras otra, desenterró diecisiete hachas, las guardó «en una bolsa de tela» y, ya en casa, empezó «a buscar por internet, porque no tenía ni idea de lo que había encontrado».

Una historia que, a falta de lo que determine la investigación abierta por Cultura, concluye con su depósito en el Arqueológico: «Contacté con el museo y, a los tres o cuatro días, quedé con ellos en el prao y estuvieron viendo el lugar y sacando unas fotos, e hicimos la entrega». Y que, de paso, reabre el enfrentamiento entre los autodenominados «detectoristas» y los arqueólogos, que acusan a los primeros de «estar reventando los yacimientos, mientras que la consejería los está dejando», como denunciaba ayer Juan Muñiz, portavoz de la Asociación de Profesionales Independientes de la Arqueología de Asturias (APIAA). Una asociación que representa a la mayoría de los profesionales asturianos y que ya salió al paso del reciente hallazgo de dos piezas arqueológicas en el concejo de Ribadesella por dos aficionados al uso de detectores de metales. En concreto, un hacha de bronce unos 3.000 años de antigüedad y una fíbula de más de 2.300 que también fueron entregadas al Arqueológico.

El colectivo defiende que «la exhumación de un objeto arqueológico, cuando no se realiza en el marco de un proyecto de investigación arqueológica autorizado con todas las garantías que establece la ley, solo sirve para destruir la información que puede ofrecer su contexto estratigráfico. De hecho, es una forma de proceder que se acerca más al furtivismo e incluso al delito de expolio».

APIAA alerta, además, de que «cada vez son más» los aficionados a estas prácticas y recuerdan que «el Museo Arqueológico de Asturias está lleno de piezas que, lejos de desvelar todo lo que podrían sobre nuestro pasado tras haber sido descontextualizadas, son un fiel reflejo de prácticas furtivas, hoy inadmisibles». Así que los arqueólogos califican de «inaudito que desde ámbitos profesionales o desde la Administración se caiga en concesiones que parecen acoger o incluso fomentar este tipo de sucesos», por lo que reclaman a la consejería que «cumpla y haga cumplir la Ley de Patrimonio, que las considera infracciones administrativas de carácter grave».